Josep Samsó i Elias nació en la localidad barcelonesa de Castellbisbal el 17 de Enero de 1887.
Como fruto de la buena educación cristiana que recibió en la familia, estudió en el Seminario de Barcelona.
Por su conducta ejemplar y gran dedicación a los estudios, sus superiores le pidieron que se graduara en teología en la Universidad Pontificia de Tarragona, y, siendo seminarista, en 1909, el obispo de Barcelona Josep Laguarda lo tomó como secretario particular.
Fue ordenado sacerdote el 12 de marzo de 1910, y ejerció su ministerio en varias parroquias, la última de ellas la de Santa María de Mataró.
Destacó en el ministerio de la caridad y de la catequesis. Su obra más conocida en este sentido es la “Guía para catequistas”, preparada ya en Marzo de 1936, pero que no fue publicada hasta 1940.
Durante un mes estuvo detenido en la cárcel, al estallar la guerra civil española y la persecución contra la Iglesia, por su condición de sacerdote. Allí confesó a algunos de los detenidos, convirtiéndose en catequista y apóstol para todos, mostrándose siempre amable y con ánimos y repartiendo entre los presos las cosas que le llevaban los que lo visitaban.
Su cautiverio terminó con su asesinato en el cementerio de Mataró el día 1 de Septiembre de 1936
Beatificación
Fue beatificado el 23 de Enero de 2010 en la Basílica de Santa María de Mataró, en la que fue párroco.
Fue la primera celebración de beatificación que se celebró en la Arquidiócesis de Barcelona siguiendo las disposiciones de Benedicto XVI según las cuales las beatificaciones se celebran en las iglesias locales en las que vivieron las personas beatificadas.
Los Obispos de la Provincia Eclesiástica de Barcelona destacaban su dedicación a la catequesis y a la confesión, a la dirección espiritual y al fomento de las vocaciones sacerdotales y religiosas.
El Obispo de Barcelona Manuel Irurita manifestó en varias ocasiones que el doctor Samsó era “el primer catequista de la diócesis".
A la vez, su dirección espiritual animó a muchas personas a seguir su vocación sacerdotal o religiosa.
El deseo de promover su beatificación estaba muy presente desde los tiempos de su misma inmolación, especialmente en la ciudad de Mataró.
Martirio
En octubre de 1934, un grupo de hombres armados entró en la rectoría de Santa María, amenazando al rector y a la gente que estaba con él, les obligaron a ir a la nave central y apilar sillas, y le ordenaron al rector que las prendiera. Samsó se negó, a pesar de las amenazas.
Aquellos hombres incendiaron un altar y algunos utensilios. Cuando pudieron llegar algunos feligreses el fuego se pudo apagar. El párroco perdonó a aquellos hombres y no quiso revelar su identidad cuando fue invitado a hacerlo por la autoridad judicial.
Los guardias le llamaron por la mañana porque la columna de milicianos había pedido que, antes de salir hacia el frente, muriera el rector de Santa María.
Se despidió de los compañeros de prisión con su habitual "Dios sobre todo" y, con las manos atadas, fue trasladado al cementerio de Mataró.
Después de subir las escaleras, pidió que le desataran y quiso abrazar a los que lo iban a matarlo.
Les dijo que los perdonaba como Jesús lo había hecho a los que lo clavaron en la cruz.
Cuando intentaron taparle los ojos pidió que no lo hicieran, ya que quería morir mirando a la ciudad donde tenía a los feligreses que tanto amaba.